Antes del estreno de la segunda temporada prevista para el 27 de octubre, quiero compartir con ustedes mi mirada sobre la serie de Netflix, Stranger Things. No se preocupen, no voy a spoilear nada de lo que sucede en ella, sólo les voy a contar por qué no pueden dejar de verla.
Volvamos unas décadas atrás, en una especie de máquina del tiempo. Imaginen una ciudad estadounidense en los años 80’, como la de las películas de Volver al Futuro y E.T. Sobre ese escenario, los hermanos Matt y Ross Duffer crearon su ciudad imaginaria, Hawkins, en Indiana. La típica ciudad con pocos habitantes y donde nunca sucede nada extraordinario.
Así, los Duffer nos presentan a los protagonistas: un grupo de chicos que van a la escuela y sufren bullying por parte de sus compañeros. El lugar predilecto para sus encuentros y travesuras es el sótano de la casa de uno de ellos, donde disfrutan de juegos de rol como Dungeons and Dragons. Los chicos accionan unos joysticks de las primeras consolas de videojuegos, que nos recuerdan a aquellas imágenes y personajes pixelados a 8 y 16 bits.
Stranger Things cuenta la historia de Will Byers, de 12 años de edad, quien tras pasar el día jugando con sus amigos un juego de rol, desaparece al regresar a casa. Su madre, Joyce, interpretada por Winona Ryder, comienza la búsqueda desesperada de Will, mientras el jefe de policía Hopper comienza a investigar por su cuenta. Poco después de la desaparición de Will, una misteriosa niña con extrañas habilidades aparece en la localidad. Mientras investigan, descubren que deben enfrentarse a una misteriosa organización del gobierno, y a fuerzas extraterrestres desconocidas y letales.
Esta serie significó además el regreso de Winona Ryder a la pantalla chica, en este caso vía “on demand”. Es posible que la gran mayoría haya conocido a la actriz por dos películas de los 80’: Beetlejuice y El joven manos de tijera, ambas del director Tim Burton. Pero su mayor auge actoral fue en los 90’, con películas que se volvieron clásicos del cine, como Inocencia Interrumpida. En Stranger Things la acompañan grandes actores, entre ellos los cuatro pequeños que asombraron al mundo entero: Finn Wolfhard es Mike, Gaten Matarazzo es Dustin, Caleb McLaughlin es Lucas, y la niña Eleven, es interpretada por Millie Bobby Brown.
Lo singular de ellos, más allá de que representan al típico grupo de niños de las películas de los 80’ que se meten en líos, es que los personajes rompen con los estereotipos de niños en la TV y el cine: son actores que no cumplen con los estándares o estereotipos de belleza que Hollywood difunde constantemente, y a través de ellos, los creadores nos cuentan también los conflictos propios del inicio de la adolescencia.
¿Qué es lo que les va a emocionar o interesar de esta serie? Además de las travesuras de los chicos, si les gusta los cuentos de Stephen King, las películas de George Lucas y los cuentos de la cripta de John Carpenter, ésta es su serie. Incluso les recordará a una película un poco más antigua: Encuentro cercano del tercer tipo (1977) del director Steven Spielberg.
Los títulos, la música, el encuadre y la fotografía de cada plano, cada juego y diálogo de la vida cotidiana de estos niños, los transportarán en un segundo a esa infancia de los 80’. En mi caso me trae nostalgia por los cuentos de Elige tu propia aventura, que me fascinaban, y me recuerda a la mítica serie de Expedientes X (ya de los años 90). Nostalgia, pura nostalgia y buenos recuerdos.
Un fenómeno interesante que sucedió con esta primera temporada de Stranger Things es lo que ocurre por fuera de ella. Miles y miles de fans crean sus propias versiones, se ha convertido en una serie de culto, como lo son Star Wars o Star Trek. Tal fue el impacto, que todos los integrantes de la serie participaron de la gran convención Comic Con para presentar la segunda temporada. Toda una narrativa transmedia digna de analizar, se crea y reproduce en las principales redes sociales, blogs, entre otros canales. Inclusive Netflix, anticipando el estreno, lanzó por Google Play un videojuego sobre Stranger Things. Y sí, un videojuego en 16 bits.
Y si su infancia no transcurrió en la década de los 80’, es el momento para disfrutar de una serie que nos lleva por mitos urbanos y nos permite explorar el temor que todos tenemos a la existencia de vida no humana, a la vida extraterrestre ¡Qué más decirles si vivieron su infancia en los 80’!, Será recordarla en cada minuto, en cada segundo, más bien, con cada fotograma.
Es además una oportunidad para recuperar la imaginación de niños, para volver a imaginar otros mundos posibles, tal como lo hacíamos cuando éramos chicos. Los chicos a partir de los 8 años, puedan verla perfectamente junto a sus padres. No se la pierdan.