«La bella valiente y el príncipe durmiente»: una comedia musical que desafía los estereotipos de género

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Dueña de una personalidad avasallante y una forma muy particular de hablar que la caracteriza, Marina Abulafia es una de las artistas cordobesas dedicadas a los niños más prolíficas de la ciudad, en lo que a teatro infantil se refiere. Su voz profunda de tono grave, enseguida invita a sumergirse en su discurso, que suscita atención plena e invita a la reflexión y a la mirada crítica de la realidad desde el arte escénico. No importa cuántas entrevistas se le hagan por sus estrenos de teatro. Año, tras año tiene algo nuevo para decir, aportar y brindar a su público pequeño y adulto, que la sigue a lo largo de sus 30 años de trayectoria.

En esta oportunidad, Marina conversó con Qué hacemos ma?! por su próxima obra a estrenar,  «La bella valiente y el príncipe durmiente», una versión libre del clásico cuento infantil «La bella durmiente», que tendrá lugar el 6 de mayo a las 16 hs, en Ciudad de las Artes y que continuará los domingos del mes a las 17 hs, en el mismo lugar.

Se trata de una comedia musical de Héctor Presa, reconocido teatrista de Buenos Aires, que cuenta la historia de un grupo de actores, quienes deciden contar el clásico “La Bella Durmiente” en formato musical. En el proceso creativo comienzan a enredarse y se desata una serie de situaciones muy cómicas, donde además, los roles se invierten: la princesa es muy valiente y decidida, y el príncipe es en este caso, quien parece esperará a ser salvado.

¿Por qué elegiste llevar a escena esta obra, «La bella valiente y el príncipe durmiente?

-La verdad la obra de Presa ya tiene unos años, pero siempre me pasa lo mismo, hay un momento en que esas obras que esperan para que las trabaje durante años, salen a la luz para ponerlas en escena, este era el momento de «La bella valiente y el príncipe durmiente». Ese momento fue mágico, si bien la dramaturgia no es de ahora, tiene una actualidad muy fuerte, ya desde el título se cambian los roles clásicos de los personajes del cuento “La bella durmiente” ¿Por qué estamos contando esto?  Porque estamos viviendo inmersos en interrogantes sobre los estereotipos de género. Además la dramaturgia fue actualizada.

¿Cómo aborda la obra esos estereotipos?

-El contar para niños ya tiene que ser desde un lugar especial. A veces los temas difíciles tienen que tener un tratamiento diferente, más en estos casos. Nosotros abrimos una puerta con esta obra. Me parece que estamos viviendo un contexto de transformaciones permanentes, de nuevas cosmovisiones de género. Abrimos una puerta para reflexionar sobre la visión patriarcal de la sociedad, todavía imperante y tan cuestionada. Hay un quiebre, una caída de un imperio patriarcal. Por eso les abrimos la puerta a los chicos para salir a jugar y a pensar y discutir sobre esto. Sutilmente la obra es un disparador del tema, de algún modo estamos tratando de cambiar estos lugares que son costosos para todos, los impuestos. Es para que la familia repiense roles y formas de ser en la sociedad. Cambiamos los roles de personajes de un cuento tradicional, porque es la mejor manera de hablar de estos temas a los niños, de llegar a ellos. La princesa es la valiente, por ejemplo, tal vez ella no necesite príncipes que la besen, o que la salven.

¿Qué recursos usás para contar la historia?

-Los actores eligen desde la dramaturgia, contar todo desde el formato de comedia musical. Y cuando hablamos de comedia musical, no es solamente porque se cante y baile, sino porque las canciones llevan información al espectador, que no está en la palabra hablada, y que se resuelve en la palabra cantada. Recordemos que vengo de hacer una obra como «Pérez Gil Piratas», que no tiene canciones. Normalmente doy un giro importante, de 180 grados, año a año en las propuestas que elijo hacer. De una obra con dos personajes del 2017, paso a una con cinco personajes, un elenco numeroso.

¿Cuánto más cuesta una obra de estas características desde el punto de vista de producción?

-Mucho más, justamente no sólo por la inversión, sino por el costo de reunir a tantas personas para ensayar y ponerla en escena, pero sin dudas, es un desafío muy interesante.

¿Cuáles fueron los criterios de dirección de la propuesta?

-La sobreactuación, porque trabajamos sobre el cliché, son aprendices de actores que hacen de princesa, rey,  príncipe, etc. Por lo tanto entran en esos roles, por lo tanto es el actor el que da cuenta de cómo se contará la historia. Por eso lo exagerado, por eso trabajamos sobre un registro de comedia del arte, con un rompimiento permanente del personaje construido. El niño entra rápidamente en ese convivio. Es el juego del niño que dice: “pará que ahora yo soy el papá, y vos la mamá, pará ,vos ahora sos la princesa, y yo el brujo”. Es muy cercano al niño al cliché,y el texto propone ese juego también, por eso lo elegí.

¿De qué manera el teatro sigue siendo imprescindible para los chicos?

-Hay tantos estímulos hoy por hoy, pero pienso que una cosa no desplaza a la otra. Pienso que si  un niño está bien estimulado, va a prestar atención a una obra de teatro, la va a disfrutar, va a leer; tiene que ver con el ejemplo. Una mamá, un papá que leen, son un ejemplo para ese niño, el consumo cultural tiene que ver con una costumbre. La tecnología siempre está, hay que tenerla en cuenta, incluso se incorpora en algunas puestas, a través de la pantalla, el video, y otros recursos, todo puede convivir equilibradamente.

¿Cómo cambió el teatro para chicos en Córdoba en los últimos años?

-Creo que desde distintos grupos de teatro, se ve esa preocupación de darle una vuelta de tuerca a la dramaturgia, trabajarla mucho más, para animarse a contar o decir cosas diferentes a los chicos, y eso está bueno. Se atraviesa al espectador niño y a la familia, para que puedan dialogar de diferentes temas en sus hogares. Lo que sí sigo pensando, es que cada vez hay menos salas que ofrezcan una programación constante de teatro para niños. Esto es muy importante, es necesario gestar aún ese tipo de lugares, y que tengan permanencia en el tiempo. Es algo que nos debemos.

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