“El trino del diablo” de Daniel Moyano: arte para combatir la desesperanza

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“Yo escribo para explicarme el mundo; no me lo explicaba, no me lo explico. Cada vez que me pongo a escribir es un poco para entender todo esto. Las palabras se convierten en un elemento mágico que permiten, aunque sea sólo en este plano, controlar el vivir y la realidad que te rodea. Buscar el tiempo perdido en el caso de Proust. A mí me ha tocado una vida bastante complicada, en un país complicado, lleno de violencia. Escribo un poco para tratar de explicármelo”

«Entrevista a Daniel Moyano«, Hispamérica, n.º 46-47, abril-mayo 1987.

 

Triclinio, aunque tiene un nombre inusual, es un personaje con el que cualquier lector puede sentirse identificado. Desde su Rioja natal, tierra sacudida por la corrupción, la pobreza y la falta de oportunidades, emprende su viaje heroico rumbo a Buenos Aires, la capital, para probar suerte y hacer valer sus increíbles dotes de violinista.

Se trata de un personaje de origen Dieguita, marginado por su origen y profesión, y perseguido por sus ideas, pero es al mismo tiempo alguien que nunca deja de creer, de tener esperanzas en un futuro mejor. Así es Triclinio, en él puede hallarse la metáfora del arte en contextos políticos y sociales como el latinoamericano: su recorrido, estados, y las relaciones con el poder que éste puede tejer, según los gobiernos de turno,  sus ideas  y proyectos. Arte siempre sublime, capaz de sobrellevar la más cruel de las realidades, pero no por eso menos vapuleado y conducido siempre a la postergación.

Pero Triclinio resiste a pesar de todo, en este relato de 20 capítulos que va seduciendo al lector con una prosa que fusiona hechos políticos de nuestro país, -la historia más truculenta-, con poesía, parodia e ironía.

De esa manera se revela el protagonista de la novela “El trino del diablo” de Daniel Moyano, autor de “El vuelo del Trigre” y “Tres golpes de timbal”,  entre otros, uno de los escritores más argentinos más creativos y menos conocidos a nivel popular, del siglo XX.

La trama refleja momentos difíciles de la Historia Argentina: golpes de estado, gobiernos de facto, persecución política, avasallamiento y violación de los derechos humanos. Hechos que marcaron la vida del autor desde muy temprana edad, quien debió exiliarse en España, tras el golpe de 1976. Moyano vivía por aquel entonces en La Rioja y no sólo se desempeñaba como escritor, sino que también  integró el Cuarteto de Cuerdas de la Dirección de Cultura de esa provincia.

“Yo nací en un país precario que en 1930, año de mi nacimiento, comienza su descenso, su caída. Una caída estrepitosa hasta la situación actual. He vivido, me he criado en un país provisional”, comentaba el autor en la revista Quimera, 1986.

Pero no es sólo lo que narra sino fundamentalmente cómo lo cuenta, lo que enamora y mantiene la atención del lector hasta el final, con un lirismo que combina realidad y fantasía de tal manera, que los acontecimientos se vuelven digeribles, y hasta mágicos.

Los personajes de “El trino del diablo” son sometidos a violencias culturales, políticas y sociales que calan en lo más profundo del ser, la condición humana es un tema que explora Daniel Moyano con una belleza a destacar.

El autor narra acontecimientos extraños en un contexto opresivo, con total naturalidad. La poesía de su escritura la convierte en una obra diferente y rica en múltiples sentidos, a partir de la cual se pueden comenzar a transitar los demás libros de este artesano de las palabras.

En “El trino del diablo”, cuyo nombre se toma de una sonata para violín compuesta por Giuseppe Tartini, encontramos también humor, parodia y una cualidad profética que lo hacían adelantarse a los acontecimientos, aún antes de que sucedieran. La novela fue escrita a principios de los 70, y reescrita en el 88; esta versión de Editorial Comunicarte, colección El llavero,  es la reescrita en ese año.

No habría ejecutado ni diez compases de la música soñada, cuando veinte o treinta motos se detuvieron junto él.  De ellas descendieron unos hombres sin ojos ni nada, de rostros lisos como muñecos sin terminar, y le dijeron si dejaba de tocar eso, le darían lo que quisieran.

-Quiero todos los instrumentos de tortura, dijo el músico.

Y en el acto sintió que caían a sus pies las formas más horribles que habitan los metales.

Viendo que la calle era estrecha para la cantidad de vehículos que se detenían, llenos de hombres nocturnos que casi gimiendo le pedían que dejara de tocar, fue tocando hasta Paseo Colón, seguido por una nube de torturadores”.

Moyano se toma la licencia de unir dos momentos históricos diferentes: el momento fundacional de La Rioja y los años posteriores a 1960 a partir de los cuales la vida de Triclinio tiene lugar, y lo hace mediante sueños, recuerdos del personaje y la referencia al elemento que une ambas historias: la música del violín como instrumento noble y esperanza de pueblos bastardeados.

No sólo esta novela, sino toda la obra de Daniel Moyano se encuentra atravesada por sus experiencias de vida marcadas por la inestabilidad económica, la persecución política, el exilio y la marginalidad.

En entrevista con Andrew Graham-Yooll (Página12), Daniel Moyano contó una particularidad de su historia personal que conecta directamente con el personaje de Triclinio, un violinista viejo, artista callejero e inmigrante. “Me enrolé a los diecisiete e hice el servicio a los diecinueve. En los papeles figuro nacido en Córdoba, el 6 de octubre del ‘29. Nací en Buenos Aires el 6 de octubre del ‘30. Mis testigos falsos fueron un violinista gallego y un ave negra de esos que andan en los tribunales, que dijo: Yo me ocupé, Sr. Juez, de los servicios de obstetricia. El violinista dijo: Pues mire, yo he estado ahí sentado, leyendo una partitura. Y me puse a tocar el violín, y me dijeron: ¡Ha sido un varón!”

“El trino del diablo” es sin dudas una novela para disfrutar, reflexionar y para quien no lo conoce, introducirse en la narrativa de este autor extraordinario que necesita ser descubierto por nuestras generaciones  y las venideras.

 

Referencias:

Virginia Gil Amate, «Lleno de ardor, con las manos tendidas», Quimera, n.º 86, abril 1989, p. 31.

Rita Gnutzmann, «Entrevista a Daniel Moyano», Hispamérica, n.º 46-47, abril-mayo 1987, p. 114.

Graham-Yooll, Andrew (26 de junio de 2005). «Un Artista de Variedades». Página12. Consultado el 22 de diciembre de 2011.

Sobre Daniel Moyano. Recuperado en  http://www.cervantesvirtual.com/portales/daniel_moyano/autor_apunte/#nota2

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