Pandemia, educación y factor humano: Aprendamos a hablar de lo que nos pasa

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Por Florencia Bernardis. Lic. en Psicopedagogía.

¿Qué me pasa frente a esta situación de aislamiento social por la pandemia?, ¿qué situación?, ¿cuál de todas? ¿La mundial, regional, grupal, familiar o individual?, ¿puedo separarlas?

La Invitación es registrar y dar un poco más de lugar a las emociones y vivencias a las que nos está acercando la pandemia. No estamos pudiendo ser inmunes al coronavirus como seres humanos, y estoy segura que estamos siendo mucho menos inmunes a las situaciones que él está generando.

Así como no deseábamos alejarnos de nuestros seres queridos, mas tuvimos que hacerlo para cuidarnos y cuidarlos; los docentes han tenido que tomar distancia para cuidarse y cuidarnos. La mayoría, con esfuerzo, está prendiendo a utilizar plataformas que nunca había ni escuchado nombrar.

¿Podemos dejar afuera el factor humano?, ¿es posible no dar lugar a las emociones? Tener el deber de seguir educando o el de seguir siendo “buenos” padres o “buenos” ciudadanos en este contexto, no nos aleja de la angustia que nos puede generar un cambio de rutina, la angustia de encontrarnos con la frustración más veces de lo que quisiéramos en un día, o sin dar tantas vueltas: la angustia de encontrarnos más mortales y vulnerables que nunca.

Los educadores trabajamos ahora en pantuflas, sin guardapolvo ni uniforme, con mate, por Zoom y por WhatsApp. Algunos como quieren, otros como pueden. Cada uno con su historia y en sus circunstancias actuales.

¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien o mal?, ¿qué sería hacerlo “bien” en este contexto? Bien o mal, como siempre, dependerá de quién lo juzga y cuándo.

Siempre me tranquiliza pensar que estamos todos haciendo las cosas lo mejor que podemos.

Permitámonos contextualizarnos y registrarnos como instituciones y personas atravesando una pandemia. Los docentes, no dejemos afuera de ese registro a los estudiantes y sus situaciones individuales. Abramos la pregunta, no tengamos miedo a compartir lo que nos pasa. Los estudiantes, independientemente de su edad, también están travesando esta situación y están también adaptándose a otro modo de aprender y de vivir. Abramos un chat, un aula, un canal, un espacio y/o una pregunta para compartir sus sensaciones e inquietudes.

Creo que el único norte que podemos tener frente a esta necesidad de emergencia por diversificar el modo de enseñar y aprender, es el de salir fortalecidos y un poquito más empáticos.

Si estamos haciendo propuestas para salir del paso, no pidamos a nuestros estudiantes que puedan ir más allá frente a los contenidos. Coherencia; salgamos del paso juntos. Si la cuarentena me inspiró como docente a mejorar mis clases y hacer propuestas súper “copadas”, entendamos que puede haber del otro lado familias que no se sientan con tanta energía como para “coparse” con nuestras ideas.

El factor humano es parte inherente a la educación, no importa si es presencial o a distancia, con pandemia o sin pandemia. Docentes, padres, madres, tutores, directivos, psicopedagogos, estudiantes, todos estamos viviendo una situación diferente que nos invita a buscar nuevas estrategias de adaptación y como en cualquier aprendizaje, necesitamos ensayar cuál nos sirve y cuál no, cuál es para mí, mi hijo o mi alumno, y cuál no.

Calma. Estamos aprendiendo. Aprender, lleva tiempo.

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