Natalia Martínez es cordobesa desde 1977. Al terminar el secundario comenzó a estudiar Psicología, carrera que abandonó en cuarto año para ingresar a la Escuela Provincial de Bellas Artes. Durante el cursado de su tercer año, nace su primer hijo y comienza a apartarse de lo académico. Hija de comerciantes, trabaja desde los 17 años en el rubro hasta descubrir su vocación: arte e infancias. En el 2010 le da vida al Taller de Estimulación Creativa Niños Artistas que funciona en Barrio General Paz de la ciudad de Córdoba.
Se forma en Artes Escénicas en los talleres de Cirulaxia, y entrena «clown» junto a diversos grupos y formadores cordobeses. Realiza diversas experiencias de voluntariados, promoción de la lectura y colabora en ciclos cordobeses destinados a los más pequeños.
De todas esas semillas nacen proyectos artísticos como Pido Gancho, cine familiar más arte; La Juguetería, programa de TV infantil; Vuelos Revueltos, proyecto artístico junto a la artista Cecilia Raspo y Tina Cuenta, unipersonal payaso estrenado recientemente.
Hace poco debutó como autora de cuentos en un proyecto conjunto con la marca cordobesa Ondulé Juguetes para crecer.
El clown o payaso, entendido en su sentido amplio como lenguaje, género y técnica, atraviesa un momento de gran auge y desarrollo en nuestro país. Al decir del maestro Gabriel Chamé, “desde hace ya casi tres décadas, el clown se ha insertado pedagógicamente muy bien en nuestro país y junto a otras modalidades de actuación enriquece mucho al actor, pues le permite desarrollar un campo poético autónomo”.
Córdoba y sus alrededores no se sustraen a este fenómeno escénico. Junto a agrupaciones que trabajan e investigan desde este lenguaje, como el grupo Cirulaxia, los colectivos Circo en Escena o Payasos Autoconvocados, en los últimos años se ha incrementado en la ciudad y alrededores, el dictado de talleres, curso y seminarios, con reconocidos maestros nacionales o extranjeros. A la par, florecen espectáculos en donde lo clownesco en sus diversas variantes ocupa el centro de la escena. No es para sorprenderse entonces que en nuestra ciudad encontremos una incipiente troupe de mujeres que se dedican a desarrollar sus clowns o payasas, produciendo espectáculos unipersonales, en dúos o grupos.
Durante mucho tiempo y de modo mayoritario, la mujer ha sido recurrente objeto cómico, y receptora de los mensajes humorísticos, pero en menores ocasiones pudo constituirse como sujeto de comicidad. Es necesario entonces promover la indagación sobre las características y poéticas de las mujeres comediantes clowns o payasas que han pujado durante décadas para salir de la invisibilidad, así como valorar la gran diversidad de espectáculos, performances, unipersonales, que tienen a la mujer payasa como pivote, promoviendo una risa positiva, ligada a la renovación y no a la degradación, una risa que no parte de burlarse del otro, sino de descubrir y dejar al descubierto el propio ridículo, forjando espacios en donde los valores establecidos como mayoritarios son posibles de criticar y subvertir. En la actualidad, esa zona permite a gran cantidad de mujeres habitar el territorio de lo cómico, buscando modos sensibles, desprejuiciados y conmovedores de ser.
Hoy incursionamos en este mundo, en el cual reina la máscara más pequeña del mundo: la nariz roja, junto a la risa tragicómica Y lo hacemos de la mano de Naty Martínez, quien ha estrenado recientemente su primer Unipersonal payaso: “Tina Cuenta”.
QHM:-¿Para comenzar podrías contarnos como pensás el lenguaje del clown o payaso a partir de tu payasa Tina, de su vida y sus inquietudes: ¿qué busca Tina?, ¿qué le causa risa?, ¿qué le interesa compartir con su público?
-Tina busca, calculo como todos, que la quieran y quiere ser feliz. Feliz en el sentido de saber dónde está, es tan lindo saber dónde estamos, ubicarnos en el mapa de la vida, en los recovecos de la mente y los nudosos caminos de la emociones, sabiendo que estamos donde lo deseamos, no donde otros nos ponen. Tina entiende que la felicidad es saberse cierta, querida, fiel a sí misma. Y en esa búsqueda transita.
Tina se ríe cuando siente que tiene el control. Le parece divertido tener, poder, y cuando logra reconocer situaciones en las que tiene la sartén por el mango, su risa se torna sarcástica, la ironía se apodera de ella y la asoma una malicia que repliega con dulzura. Tina se ríe con chistes malos, con finales de cuentos absurdos y rebeldes, y se ríe de sí misma, de su tamaño, de su verborragia, de su canto…
Le gusta mucho compartir su historia, ser escuchada, para ella es ser querida. Compartir canciones, anécdotas y miedos… compartir palabras, ideas para no sentirse solita.
QHM:- Si tuvieras que definir a Tina en una o dos líneas, ¿cómo lo harías?
-Puafff….. (suspiro exagerado…) Tina es una mujer libre, apasionada, ingenua pero valiente, es torpe y es alegre. Tina no puede imaginarse sin los otros. Es completamente transparente y “un poco bastante loca”. Una nena de unos 5 años me dijo después del estreno, “sos un poco bastante loca, pero divertida… Yo morí de amor por su sinceridad y por su agradecimiento…
QHM:-¿Cómo llegaste al mundo payaso o del clown?, ¿quiénes han sido tus maestros y referentes en este lenguaje?
-La primera vez que me puse una nariz estaba embarazada de mi segundo hijo y fue para hacer un acto en el jardín de infantes. Lo disfruté muchísimo. Y me dio curiosidad meterme en el mundillo clown. Ya había hecho teatro tres años en Cirulaxia antes de esto. Así es que me decidí y arranqué haciendo un taller con un amigo, el Chino Castillo, en la vieja Casa Naranja de Alberdi, que ya no está más. Seguimos al año siguiente en La Nave Escénica. Después hice dos años clown en Cirulaxia con mi querido profe Gastón Mori, que me dio unos arreglos de urgencia al unipersonal antes de estrenarlo. Todo esto no quiere decir que yo sepa algo. He interiorizado mucho, sí, es cierto, pero el clown sigue siendo un desafío. Ese estado de fragilidad, vibración en el ahora y el juego constante es mi desafío. Sólo puedo decir que cuando me pongo la nariz de Tina, logro sacarme todo el almidón de Naty.
QHM:-¿Cuáles son las payasas o comediantas que más te han interesado?, ¿por qué?
-Me gusta mucho Marina Barbera de Bs. As, admiro su capacidad de juego. Wendy Ramos de Perú me encantó su puesta, su poética, aunque solo la he visto en videos. Después gente local como las Pérez Correa que hacen un clown bien político, la payasa Papafrita, envidiable su lanzarse al vacío con tanta soltura, me rio profundamente con ella, y la querida Ariana Andreoli, sus gestos, sus balbuceos, su absurdo y su energía cósmica.
He tenido la posibilidad de ver clowns contemporáneos y no tanto, que admiro porque tienen con su arte la posibilidad de exponernos como especie y como sociedad, tienen como una misión política de mostrarnos lo lejos que estamos unos de otros y lo hermoso que es acercarnos. Y mi Tina, aunque pequeña aún, quiere alcanzar eso…
QHM:-¿Tina tiene un acento que suena a forastero, con aires de inmigrante… ¿de dónde proviene, cómo apareció?, ¿de qué modo y quienes han enriquecido a tu payasa?
-Hacía un tiempito había empezado a andar con la compañía Vuelos Revueltos junto a Ceci Raspo. Mi rol era el de clown pero mi voz era normal, sonaba como mi voz. En un taller en ese momento con el Chino Castillo, hablamos de los nombres de los clowns y la importancia de la voz cuando el clown habla, claro. Siento que eso me quedó repicando… y empecé a buscar una voz. Probé en la soledad de mi casa cuando los chicos se iban al cole, antes de dormir, en el colectivo o cuando manejaba sola… y un día entre a la cocina gritando: ¡Escuchá, escuchá! Ésta es la voz. La voz era una mezcla de varios lugares del mundo… un brasilero que incluía a Xuxa, personaje que vi en mi niñez tardía…Yo tenía una Nona italiana que es la cocinera del Jardín de mis hijos, tenía una francesa poética y patética, y una alemana que, aún sin referencia, cuando se enoja es demagoga y dictatorial. A todo eso se le suma el cordobés básico de mi querido barrio Yapeyú.
QHM:-En tus manos han estado la idea, creación, dirección del espectáculo, ¿cómo viviste ese proceso, cómo das cuenta del mismo hoy, luego del estreno?
-Cuando digo que es un unipersonal, parece que suena a un proyecto ambicioso y que uno le pone el pecho a la bala como si supiera. Me han dicho esto al principio de este proceso. Y en parte sí, siempre le he puesto garra a todo lo que hago, aunque no sepa cómo. En cuanto a la ambición, es una palabra con un sentido un tanto negativo, pero me encanta proponerme desafíos, siento que eso me hace crecer, sino sería dar hasta donde sé, hasta donde puedo, sin probar mis límites.
Me pasa que como vengo del campo de la Educación, a partir de la experiencia en el taller Niños Artistas del cual soy coordinadora, pienso mucho en el contenido, no sólo en el que uno quiere compartir, sino en cosas que tomo de mi vivencia junto a los chicos. Y a veces uno quiere hablar de todo y sé que no se puede. Dejarlo para hacer otro espectáculo otra vez, es lo único que me calma. Me cuesta sacrificar alguna parte. Pero me han ayudado a verlo y de hecho para la segunda función sacamos todo un bloque y no porque no funcionara, sino porque da para un espectáculo entero acerca de una temática riquísima que es la verdad y la mentira. Tengo muchas ideas todo el tiempo y me cuesta filtrar. Hay algunas malísimas y otras que no termino de explorar ni explotar.
En esto, Diego -mi marido- es un filtro caminante, me ayuda a afilar lo que sirve y enriquece, y es capaz de ver en el conjunto y no por partes separadas, entonces me ayuda a unificar ideas.
Y en todo mi desorden dramatúrgico y cuando fuimos al cuerpo, me acompañó la pequeña gran Sofi Bittar. Cual mamá me retó, me ordenó y limpió el espectáculo de “todo” lo que se me ocurría todo el tiempo. Sin su mirada nada hubiera salido. Y aunque hay mucho por crecer aún, este proceso ha sido sin duda de crecimiento para ambas, en muchos sentidos.
El estreno fue verdaderamente el terreno donde probamos todo lo craneado previamente y del público recibí un gigantesco abrazo y votos de confianza, de correcciones, de miradas y palabras y palmaditas de que estoy en el camino correcto para crecer en lo que hago. Así es que, ¡agradecidísima!
QHM:-¿Compartirías con nosotros cuales han sido las primeras vivencias de Tina con su público?
-El estreno me hizo sentir que podía estar sola en escena, yo venía de estar con Ceci en una dupla y si bien he coordinado o animado algunos eventos sola, no es lo mismo sostener un espectáculo. Tenía miedo de estar sola, y sin embargo, lo disfruté plenamente. Sentí que estuve ahí, que vibré en ese aquí y ahora, sin antes ni después. Por momentos sentía que la energía me rebalsaba, que no podía dominarla… que el espacio era pequeño y yo era gigante de ganas… todo eso y mucho más sentí… En una primera función están casi todos los que te quieren: Sentí compañía y un gran abrazo del público.
De los espectadores espero que se diviertan, que se conecten con sus emociones, que sientan por un instante de delirio que están en un cuento conmigo y que se sepan rescatadores de esta forastera que trae nuevas historia, que busca descubrir a dónde está.Yo quiero crecer en lo personal, en experiencia, en técnica, tengo ideas anotadas para futuros espectáculos así que esto recién comienza.
Tina cuenta está dirigido tanto a niños y niñas como a adultos, a partir de los 3 años.
Naty Martínez, niña
Dice que era la gordita del medio, entre 2 hermanos flacos. También dice que era curiosa, inquieta, risueña y distraída. La seño de primer grado le mandaba notas a su mamá todos los días y también la ponía en penitencia porque charlaba mucho y se movía todo el tiempo. Le gustaba el sol de la siesta, por eso se apretaba los ojos. Todavía recuerda que cuando los abría, el sol parecía una rodaja de ananá brillante. Le gustaba mucho comer tunas con el abuelo Gaspar, hacer ropita de muñecas y disfrazarse con los tacos de su mamá.
A los 12 años escribió su primer poema, aunque desde mucho antes le gustaban los libros. También cuenta que tenía mala memoria para los nombres, pero si cerraba los ojos lograba acordarse de todos los colores y las texturas, los aromas, los sonidos.
Siempre quiso tener un perrito como mascota. Una vez tuvo uno y se murió. Pero ahora tiene dos, Lana y Tunga. Le tenía un poquito de miedo al mar, porque casi se ahogó una vez, pero los tiburones le encantan. Desde chiquita soñaba a ser maestra o actriz, o cantante, o payasa.